Nicaragua: Excarcelación de los 222 - ¿A cambio de qué?

 

La liberación de 222 de los presos políticos de Nicaragua – se dice que aún hay 39 en las cárceles de la dictadura – sin duda ha sido una buena noticia para los nicaragüense que no hemos dejado de apoyar la legítima lucha del pueblo ni de denunciar los crímenes cometidos por la dictadura, y por supuesto la mejor noticia para quienes habían sido secuestrados, encarcelados y llevados a juicios amañados con pruebas inventadas, sin abogado y condenados, en la propia cárcel, por jueces que le han vendido la conciencia a los dictadores de turno. Libertad: Lo mejor que pudiésemos haberles deseado a esos nicaragüenses que han permanecido años injustamente encarcelados en condiciones inhumanas, donde no se les permitía ni siquiera leer.

 

Sin embargo, una vez superada la sorpresa del primer momento, surge inevitablemente la pregunta: ¿Por qué ha ACCEDIDO la dictadura a liberar a los principales líderes del levantamiento popular y a los dirigentes de los partidos políticos de oposición? ¿Por qué en este momento y bajo qué condiciones? Aunque fuentes oficiales no han dado detalles, ni espero que los den, algo que está claro es que una acción de tal importancia no se realiza de un día para otro, si no que es resultado de un proceso de negociación, aunque las partes, al menos por el momento, lo nieguen. Es obvio que de parte del orteguismo no podemos esperar esa respuesta. La administración Biden, por su parte, simplemente se vanagloria de llevar a cabo un acto humanitario al recibir a las 222 víctimas de la dictadura. (Guantánamo aún no se ha cerrado y las condiciones no son mejores que las del Chipote. Decenas de prisioneros permanecen allí desde 2002, sin cargo ni juicio, es decir de forma ilegal, en una cárcel del país que se auto-llama paladín de la libertad y la justicia). Si bien las partes involucradas no quieren revelar los arreglos hechos tras bambalinas, sí es posible atar cabos y sacar ciertas conclusiones.

 

I) El aspecto económico

Cuando el orteguismo regresó al poder, en 2007, corría por las manos de la dictadura un río de dólares, producto del negocio con el petróleo venezolano. Estos medios le permiteron al régimen financiar algunos programas sociales y mantener contento, al menos a su cada vez más escaso electorado. Esa fuente se secó hace ya varios años, entre otras cosas porque el propio chavismo ha llevado a la quiebra al país que tiene las más grandes reservas de petróleo del mundo. Y algo paradójico: Una guerra imperialista que la dictadura orteguista apoya, ha venido a bloquear aún más ese flujo de divisas, la invasión de Rusia en Ucrania. Parte de las sanciones a Rusia, ha sido la suspensión de compra de petróleo ruso, pero Occidente necesita ese petróleo, y por ello EE.UU. ha entrado en negociaciones con el chavismo. Más petróleo venezolano para el mercado mundial a cambio de suspensión de ciertas sanciones, desbloqueo de considerable capital venezolano, depositado en dólares, ¡curiosamente en bancos de Estados Unidos y otros países capitalistas! y un poco de apertura política en Venezuela. El gobierno de Maduro ya llegó a un primer acuerdo con la oposición en noviembre de 2022. Es decir que esa gallinita de los huevos de oro que tenía Ortega, ya se fue a poner sus huevos al patio de la política internacional, diseñada por Washington. A este respecto hay que agregar el hecho de que la mayoría de países europeos y los Estados Unidos han suspendido una gran parte de la ayuda económica, las inversiones y el financiamiento al presupuesto nacional. Además cualquier préstamo tiene que contar con el visto bueno de EE.UU. Por otra parte una gran cantidad de personajes importantes para la dictadura en materia económica, asi como empresas e instituciones que les pertenecen a la familia gobernante y a sus adeptos, han sido sancionadas por EE.UU., sus cuentas congeladas y no pueden realizar ningún tipo de transacción, ya que en Latinoamérica todo movimiento de dinero en dólares, es controlado por los bancos estadounidenses. Otro aspecto que no se puede dejar de lado en este análisis es la dependencia casi exclusiva de la economía nicaragüense respecto a los Estados Unidos que, pese a toda la retórica „anti-imperialista“ de la dictadura, ha sido y sigue siendo el principal socio comercial del país – más del 60% de las exportaciones van a ese mercado. Ni todos los llamados aliados políticos de la dictadura: Rusia, China, Venezuela. Cuba, Irán... Ni todos ellos juntos pueden sustituir a EE.UU. como socio comercial. De hecho lo que se podría llamar intercambio comercial con Rusia, es poco menos que ridículo. En cambio, ese país ha enviado a Nicaragua una gran cantidad de armas y tanques que solo han servido para reprimir y asesinar al pueblo. Si Estados Unidos dejaran de importar los productos nicaragüenses, el país iría a la bancarrota total. Ya hay una señal en esa dirección: El gobierno de EE.UU. suspendió el año pasado la compra del azúcar nica, que en su casi totalidad siempre ha ido a parar a ese país. De manera que la dictadura poco a poco se ha ido quedano sin medios para seguir financiando su Estado policial y sus programas sociales y propagandísticos, y tenía que buscar una salida.

 

2) Nicaragua en el fichero político-estratégico internacional

 

Si bien es cierto que el beneficio económico de Nicaragua en su papel de aliado de los imperialismos ruso y chino es insignicante, para esos países esas relaciones con la dictadura orteguista sí son de mucha importancia para sus fines imperiales y hegemónicos. Contribuir a la prosperidad del país nunca ha sido su propósito, sino aprovecharse del iluso y descabellado afán de protagonismo político del dictador Ortega para abrirse una puerta en lo que hasta ahora Estados Unidos han considerado su ámbito de influencia exclusivo. Claro que ese contrapeso de Rusia y China podría ser incluso beneficioso para Latinoamérica, pero es algo que Washington va a tratar de evitar hasta donde y hasta cuando sea posible. También Irán ha visto en Nicaragua la posibilidad de sentar pie un poco más cerca de su archienemigo gringo. Enviados de ese gobierno han llegado a negociar, dizque la compra del oro nicaragüense que, como otros productos, también se ha vendido hasta ahora a EE.UU. A cambio han propuesto ciertas inversiones...

 

3) El precio de la liberación de los 222

 

Si la liberación de los 222 se ve a la luz de todo lo antes expuesto, tiene uno que llegar a la conclusión de que no ha sido casual ni espontánea, sino resultado de un cuidadoso cálculo: Politíco de parte de EE.UU. y más de carácter económico por parte de la dictadura orteguista. La dictadura le ha puesto precio a esa carta que ha tenido bajo la manga para cuando llegara el momento adecuado: Suspensión, al menos paulatina, de las sanciones, acceso a préstamos y ayuda externa, flexibilización para la entrada a EE.UU. de nicaragüenses que constantemente abandonan el país y así asegurar más remesas, normalización de la exportación de azúcar y otros productos. Y la administración Biden ha puesto sus condiciones para pagarlo: La liberación de las y los presos políticos más importantes; cierta apertura política, al menos en apariencia. Quizá un reparto de coutas de poder más amplio entre quienes se auto-llaman oposición en el país – la verdadera oposición ya está fuera y sin posibilidad de regresar, dependiente del estatus que el gobierno estadounidense le quiera otorgar – y lo más importante, que la dictadura, a cambio de unos dólares más para mantenerse en el poder, se preste al juego político- hegemónico de Washington y cierre, o al menos no siga abriendo esa puerta por donde podrían entrar Rusia y China a disputarle un espacio más al imperio norteamericano (ya ha pasado en Asia, en África, en la periferia rusa, y el destino de Ucrania sigue en vilo.

A Estados Unidos no le interesa mucho que en Nicaragua haya o no democracia, justicia y libertad. Ya lo hemos visto y vivido en décadas pasadas. El color o retórica de las dictaduras no importa, con tal de que sirvan a sus intereses. (El régimen sería garante de estabilidad y seguridad para los negocios). Sé que es arriesgado y atrevido, pero me inclino a pensar que ya hay un arreglo entre EE.UU. y la dictadura, por que, bajo estas o similares condiciones, eso es lo que más les conviene a ambos. Así las cosas, puede que haya orteguismo para rato. Ortega podrá seguir recitando sus desgastados cuentos anti-imperialistas y la Casa Blanca podrá seguir llamándolo dictador. Eso es parte del juego del que no se habla de forma oficial. Lo importante es que todo vuelva a ser business as usual.

 

Dresden, Alemania, 10 de febrero 2023

 

 

 

 

 

 

 

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